La “Ecolònia” postcapitalista y postindustrial

[ Traduire en français ] [ Tradurre in Italiano ] [ Traducir al castellano ] [ Translate to English ] [ Traduir al català ]

La Ecolònia Postcapitalista y Postindustrial es un proyecto de colectivización industrial, que, a diferencia de otras propuestas de eco-aldeas o comunidades, no busca lograr solo la autosuficiencia alimentaria del espacio, sino la autosuficiencia como colectivos, y a nivel nacional, de los elementos industriales y herramientas que generalmente adquirimos a empresas capitalistas internacionales, desde las palas y los arados, hasta los ordenadores y herramientas básicas, explica el eco-sociólogo Didac S.-Costa, impulsor de la Cooperativa Integral Catalana (CIC).

Entrevista realizada por Salvador López Arnal al eco sociólogo Didac S.-Costa.

Didac S.-Costa es un eco-sociólogo que ha estado durante siete años en América Latina desarrollando tareas e investigación en el ámbito de la economía alternativa, comunidades, ecociudades, movimintos sociales, como miembro del comité de organización de los campamentos de joventud del Forum Social Mundial a Porto Alegre y Belem. Es uno de los creadores de la EcoXarxes Montseny i Ecoseny.

P. ¿Qué es la Ecolònia?

R. La Ecolònia Postcapitalista y Postindustrial es un proyecto de colectivización industrial, una propuesta de eco-polígono cooperativo y sostenible que estamos comenzando a organizar en una antigua colonia industrial abandonada desde hace 10 años en las orillas de un río en Catalunya. Comenzó en el siglo XII siendo un molino de harina ya, y fue muy activo y poblado desde principios del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

Como muchas otras colonias en Catalunya, constituía un modelo de vida y trabajo en el que se unían tres aspectos centrales: generación de energía con el río, trabajo industrial (normalmente textil) y vivienda de los trabajadores. En sus buenos tiempos había más habitantes en la colonia que en los pueblos de los alrededores. Y, como en la mayoría de las colonias industriales, había duras condiciones de trabajo y explotación laboral. Alejados de los sindicatos y las revueltas de trabajadores de las ciudades, muchas veces con formas de pago internas (vales por el trabajo que luego podían ser consumidos en tiendas del mismo propietario en la colonia), e invariablemente con una pequeña iglesia, que además de las funciones de culto, cumplía una estratégica función de adoctrinamiento y sumisión de los trabajadores a las órdenes del patrón. Igual función cumplía la escuela para los hijos de los trabajadores.

Este espacio, que cuenta con 35 viviendas (de 40 m2 y cuatro habitaciones cada una), 12.000 m2 de naves industriales, una pequeña escuela, comedor comunitario, teatro e iglesia, está siendo comprado colectivamente por una de las cooperativas de vivienda asociadas a la Cooperativa Integral Catalana (CIC).

Queremos hacer allí un nuevo modelo de polígono industrial ecológico y cooperativo, con formas de propiedad y trabajo colectivizadas, que retomen las singulares experiencias de colectivización y control obrero llevadas a cabo en Catalunya durante la Revolución Española, excluyendo, felizmente, el difícil y trágico contexto de Guerra Civil y de enfrentamiento al fascismo internacional, adquiriendo mediante la compra colectiva y organizando desde un primer momento un espacio de producción en un régimen colectivista.

El alto coste de esta compra, 400.000 € más otros 200.000 en reformas, se resuelve mediante la capacidad de trabajo y compra conjunta que ofrece la Cooperativa Integral Catalana y las Eco Redes. 35 familias podrán adquirir uno de estos 35 pisos con una hipoteca de 100 € al mes hasta alcanzar los 25.000 € (o bien con una compra por avanzado de 15.000 €, que evita los intereses a la banca ética, a quien solicitaremos la hipoteca).

Una vez adquirido uno de estos pisos en un régimen de “propiedad cooperativa”, ésta se podrá alquilar a otras personas cuando sus propietarios no estén, y en caso de abandonarlo podrá ser vendida por el mismo valor.

Por lo tanto, al entender que vivimos aún en un mundo muy distinto al que nos gustaría ver, y que es necesario construir caminos de transición para andar hacia él, planteamos aún regímenes de propiedad, pero matizando su uso en formas de propiedad cooperativa, a medio camino entre la propiedad privada y una completa colectivización de los espacios de residencia. Por tanto, admitimos en el marco colectivista de la propuesta la propiedad individual-cooperativa, pero no determinados usos de esa propiedad como la especulación o el abandono.

P. En cuanto a los espacios de producción, ¿también podrán ser adquiridos individualmente?

R. Los espacios de producción no podrán ser adquiridos como las viviendas, sino que tendrán un régimen de alquiler con precios sociales, con los precios más bajos que se pueda hallar en el mercado: 1 €/mes el m2. En los espacios de producción, cooperativas, empresas sociales, autónomos o artistas con proyectos colectivos o individuales, afines a la propuesta, podrán organizar actividades económicas autónomas, respetando unos mínimos acuerdos comunes. Por otro lado, la CIC organizará algunas de las producciones que se podrían llevar a cabo. Pensamos en industrias de aquellos elementos ecológicos cuya fabricación están en la línea de lo que esperamos ver y vivir en un mundo más sostenible y decrecentista, elementos que ayuden a eco aldeas y propuestas similares a disponer de lo necesario, por ejemplo calentadores solares de agua, molinos de viento, bicicletas eléctricas, software y hardware libre, etc.

A diferencia de otras propuestas de eco aldeas o comunidades, nuestro objetivo no es tanto lograr la autosuficiencia alimentaria del espacio, sino la autosuficiencia como colectivos, y a nivel nacional, de los elementos industriales y herramientas que generalmente adquirimos a empresas capitalistas internacionales, desde las palas y los arados, hasta los ordenadores y herramientas básicas.

P. ¿Qué significa el concepto de “cooperativa integral”?

R. La cooperativa integral es una propuesta que cuenta con tan sólo un año de vida pero de la que forman parte ya 350 socios y un millar de amigos y participantes de la web social con la que organizamos nuestros debates y proyectos (http://cooperativa.ecoxarxes.cat).

El concepto “integral” hace referencia a que no se trata de una cooperativa únicamente de trabajo o únicamente de consumo, sino que une ambas cosas y muchas otras como la educación, mecanismos de renta básica cooperativa, ecotiendas, centrales de compras, participación comercial en festivales y encuentros, estructura legal para ayudar a las eco redes y otras iniciativas semejantes en Catalunya, eventos culturales, espacios de formación, etc.

El objetivo a largo plazo es lograr construir mecanismos socioeconómicos y laborales que nos permitan prescindir lo más posible de las estructuras industrial-capitalistas, que como tantos otros colectivos entendemos que son social y ecológicamente destructivas. Tras décadas de luchas y reclamaciones desde los movimientos sociales y las izquierdas para que los estados, las empresas y las instituciones internacionales llevaran a cabo cambios que las hicieran más humanas y sostenibles con un pobre resultado, nosotros y muchos otros colectivos que construyen alternativas en todo el mundo, hemos pasado de la protesta a la construcción de alternativas y a la desobediencia civil pacífica ante leyes como el monopolio estatal de la educación infantil, por ejemplo, que merecen ser desobedecidas.

P. Estábamos, creo, en el tema de la estructura patológica de los sistemas de distribución…

R. También la estructura patológica de los sistemas de distribución agroalimentaria global, que aumenta sus beneficios a la par que aumenta el hambre en el planeta, la destrucción ambiental y social entre campesinos y pequeños comerciantes del mundo entero; el creciente e inmenso poder de las grandes corporaciones, que están muy por encima de nuestros gobernantes elegidos democráticamente; y la connivencia entre estas estructuras social y ecológicamente destructivas con el poder establecido, nos llevan a la necesidad ética y ciudadana de desobedecer, imaginar, crear y trabajar en la construcción de estos otros mundos posibles sin solicitar permiso a nadie.

El elemento principal para el dominio del actual sistema hegemónico se ha basado en la división y atomización de familias e individuos, que desde la escuela son educados para obedecer a un maestro, que luego será el patrón, el cura o el telediario, y para desconfiar y ser incapaces de organizarnos en forma horizontal. A pesar de este grave déficit de relación interpersonal de nuestros sistemas de socialización primaria, Internet y las nuevas tecnologías abiertas, horizontales y en red permiten generar propuestas como la CIC o las EcoXarxes (EcoRedes): sistemas bioregionales de economía de intercambio y apoyo mutuo, con monedas locales. El mayor logro de estas iniciativas es haber conseguido dar con una ecuación que permite poner en común y multiplicar los talentos y esfuerzos de centenares de individuos y colectivos, sin que pierdan su autonomía al integrarse en estas redes de trabajo.

Los socios de la Cooperativa Integral pagan una cuota mensual de 6 euros por la que reciben 6 ecocoops, la moneda social de la cooperativa. La CIC participa junto a las otras 8 eco redes catalanas y 300 redes de intercambio en el mundo, en el CES (Community Exchange Systems, sistemas comunitarios de intercambio), una herramienta virtual que permite contabilizar, organizar y mantener intercambios entre las distintas economías y monedas bioregionales.

P. ¿Qué personas forman parte de su proyecto?

R. Actualmente el proyecto de la colonia está formado por unas 85 personas interesadas y apuntadas en la web social, unas 60 interesadas en residir y trabajar, y entre 10 y 20 que hasta ahora focalizan y organizan los trabajos previos para iniciar el proyecto. En pocas semanas llevaremos a cabo un gran encuentro en el que se concretará los compromisos y las aportaciones económicas definitivas del centenar de personas que hasta ahora han mostrado interés.

En un sentido más amplio, la colonia es un proyecto de la CIC, y por tanto su concepción de colectivización no se refiere únicamente hacia adentro, sino también hacia fuera, hacia todo el colectivo de los 350 socios actuales de la CIC, el millar de personas amigas que frecuentan nuestros espacios y herramientas, las ecoredes, y los nuevos socios, usuarios y proyectos.

En cuanto al perfil de las personas que integran el proyecto, hay una gran diversidad de edades, oficios, aficiones, inquietudes y talentos; nos une tan sólo la voluntad de crear alternativas al modelo económico actual, más igualitarias, cooperativas, ecológicas, autogestionadas y alegres!

P. ¿Estáis abiertos a nuevas incorporaciones? ¿Qué condiciones deben tener las personas que deseen incorporarse?

R. Sí que lo estamos; el proyecto es por definición abierto a todo el mundo, sin importar nacionalidades, adscripciones ideológicas, edades, géneros, oficios o talentos, más allá de los mínimos acuerdos comunes que se asientan básicamente en lo que son claros consensos en el campo de la economía social, el cooperativismo, el decrecimiento o la ecología profunda.

Los únicos límites serán los que ofrezca el espacio y las estructuras, pero son muy amplios, y contemplamos la posibilidad de convertir algunos de los espacios industriales en viviendas en el caso de que hubiera una gran demanda. En el caso de que esta demanda superara mucho las capacidades de las que se dispone en esta colonia, se estudiaría la compra de otra de las muchas antiguas colonias industriales abandonadas, que constituyen un patrimonio histórico y una opción de vivienda y trabajo, que se deteriora día a día.

Por último, nuestro objetivo principal es generar un modelo que pueda ser replicado autónomamente por otros colectivos, formen parte o no de la CIC, complementando el amplio abanico de posibles producciones para esos otros mundos posibles, para lo que estamos dispuestos a ofrecer cualquier ayuda en conocimientos y herramientas.

Las únicas condiciones que estamos estableciendo para quienes quieran participar es que comprendan, simpaticen y lleven a cabo formas de convivencia y de trabajo coherentes con el marco de la propuesta, dejando mucho espacio a la libertad e innovación personal y a los nuevos colectivos ya existentes y que quieran participar.

Se podrá participar de muchas formas, y estamos elaborando estos mínimos denominadores comunes o acuerdos básicos, que pasan por la aceptación de formas colectivas de trabajo y convivencia inter-cooperativas. Como por ejemplo que las herramientas que puede aportar cada individuo o cooperativa pueda servir a los demás en lugar de tener usos exclusivos, lo que además de más coherencia, aporta un elemento relevante de competitividad económica ya que no será necesario que cada cooperativa compre, por ejemplo, una impresora, sino que podemos entre todos disponer de unas pocas y mejores impresoras para el uso de todos los núcleos de producción y cooperativas. Tampoco se admitirán industrias o empresas que produzcan bienes o servicios, o que tengan en sus dinámicas internas de trabajo, métodos contrarios a los principios cooperativistas y ecológicos de la propuesta. Se permitirá la posibilidad de residencia y trabajo completamente autónomo del resto del proyecto, pero se dará prioridad a aquellos que vivan y trabajen allí, y a las cooperativas y productores que mejor se adapten a las necesidades de la Ecolonia, de la CIC y de los cambios sociales y ecológicos que esta promueve.

P. Creo que ya han adquirido unos terrenos cerca de Barcelona. ¿Cómo los han conseguido? ¿Qué piensen hacer en ellos?

R. Además del inicio de la compra de este espacio, la CIC cuenta ya con otros espacios de producción y de vida común, que han sido adquiridos de distintas maneras.

Contamos, por ejemplo, con un obrador cooperativo cerca de Girona, un espacio de elaboración de alimentos ecológicos. En este caso se logró un alquiler muy reducido de una masía con los espacios apropiados para esta función, a cambio de la recuperación y mejora de la masía y la huerta; este obrador, formado por ocho personas que se han conocido y organizado a través de la CIC produce alimentos como tofu, seitán, etc., a partir de productos conseguidos mediante moneda social de un grupo de productores de un pueblo de Lleida, jóvenes de allí que han recibido tierras en herencia que han decidido colectivizar, así como sus herramientas y producciones, y que se han unido después a la CIC para llevar a cabo su distribución, al compartir los mismos ideales.

Otro ejemplo es un huerto urbano en la periferia de Barcelona cedido a otros compañeros que se organizaron también a través de la CIC para pedir el uso gratuito de un terreno baldío con una construcción parada por la crisis, hasta que se retome la construcción. En L‘Hospitalet, zona metropolitana de Barcelona, un gran local que sirve de asambleas, almacén y centro de coordinación (junto al Infoespai del barrio barcelonés de Gracia) ha sido cedido gratuitamente en su uso por un propietario que durante décadas ha apostado por la economía solidaria y las monedas sociales, y que por tanto simpatiza con la propuesta y participa de este modo. Cerca de Sort, en los Pirineos de Lleida, una pareja ha organizado una eco tienda adscrita a la CIC en un local cedido gratuitamente; y en el Montseny un grupo de 15 personas comienza a construir una pequeña eco aldea en una masía con 8 Ha con un alquiler muy bajo por un propietario que asistió a una de nuestras conferencias y simpatizó con la propuesta.

Por lo tanto existen diversas formas de participación y de cesión de espacios para proyectos diversos. Nos adaptamos a las distintas realidades de cada tipo de propiedad; nos interesa mucho más el derecho de uso que la propiedad; nos favorece el hecho de que actualmente hay muchos propietarios con problemas económicos que les impiden mantener sus masías, inmuebles o tierras, y cuando es posible y necesario para poder disponer de la libertad requerida, como en el caso de la ecolonia, tratamos de conseguir la propiedad cooperativa mediante la compra colectiva y formas de propiedad conjunta. Esperamos poder contar más adelante con una red de viviendas compartidas que permita llevar a cabo un sistema parecido al de la multipropiedad, pero de tipo cooperativo y en viviendas ecológicas. Y más adelante algún modelo de banco popular cooperativo en euros y moneda social, siguiendo el ejemplo del Banco Palmas en Fortaleza, Brasil, o “comunidades auto financiadas” (CAF, www.comunidadescaf.org) para resolver la dependencia de crédito para iniciar muchos proyectos.

P. ¿Cómo se financian? ¿Tienen alguna ayuda pública o privada?

R. Es difícil comprender a qué nos referimos con financiación, ya que tanto la CIC como la colonia participan en diferentes espacios de economía que responden a distintas necesidades.

Por un lado, al integrar el plano del cooperativismo de consumo, muchas de las actividades se destinan a la satisfacción de necesidades de los cooperativistas, con lo que el valor final no se puede medir con los euros disponibles en caja, sino con los servicios ofrecidos a los cooperativistas. Y esto es difícil de medir, y contempla muchas dimensiones. Por ejemplo, cuando se ofrece una vivienda por una hipoteca de 100 € a 20 años (o de 200€ en 8), habría que compararlo con las hipotecas de 600 a 1.000 € durante 30 o 40 años que se pagan en Cataluña. O el acceso mucho más accesible y seguro a producción ecológica.

Por otro lado, existe mucha actividad de intercambio interno dentro de la cooperativa integral y entre las eco redes, que en este aspecto, se entremezclan indistintamente, y que permiten la elaboración de muchos productos finales e intermedios, para uso y consumo interno, o bien para comercialización externa. También sería difícil de contabilizar, y combina euros y moneda social.

Por último, en cuanto al movimiento de euros, existe por un lado esta venta externa por parte de cooperativas, espacios, proyectos o productores autónomos o plenamente integrados en la CIC, que además de ofrecer productos más baratos y con moneda social al resto de la CIC, contribuyen económicamente con euros provenientes de sus actividades económicas, que a su vez se han visto facilitadas y potenciadas por la existencia de estas relaciones más amplias con las que pueden reforzar sus actividades empresarial-cooperativas.

Por ejemplo el obrador de Girona o los productores de Lleida saben que pueden vender más de lo que pueden producir en estas redes, que cuentan con unos 3.000 consumidores responsables, críticos y fieles. Pueden vender en eco tiendas y ferias, pudiendo establecer porcentajes euros/ecos variables en cada momento y circunstancia; disponer de un camión cooperativo -y un conductor-, para el transporte de mercancías e insumos, espacios gratuitos donde anunciar sus productos, una relación próxima, amiga y co-responsable entre consumidor y productor, etc.

Hasta el momento la principal forma de financiación (en euros) de la cooperativa ha consistido en las aportaciones en forma de cuotas mensuales de los 350 socios registrados como tales. Pero la idea, que ya se comienza a dar en algunos de estos proyectos autónomos adscritos a la CIC, es generar formas de auto empleo de tipo cooperativo, que logren mantener individuos y espacios productivos mediante euros, moneda social, productos, servicios, y residencias compartidas.

P. En cuanto a otras fuentes públicas o privadas…

R. No tenemos ningún tipo de financiación pública o privada, aparte de las de los propios socios cooperativistas, de aportaciones voluntarias, reducciones del alquiler o facilitación en la compra por parte de algunos propietarios que simpatizan con la propuesta. No esperamos contar ni solicitaremos ninguna ayuda o financiación vinculada con empresas capitalistas o la banca; somos muy reticentes pero no nos negamos tanto a ayudas que podría provenir de organismos públicos como centros de investigación, determinadas fundaciones, ayudas públicas a la agricultura y las tecnologías ecológicas, y solicitaremos en algún caso créditos hipotecas únicamente a la banca ética en entidades como Fiare o Triodos. Pero nos basamos ante todo en el crecimiento lento y gradual y la adquisición de nuevos espacios y posibilidades mediante los frutos del trabajo cooperativo, más que en la solicitud de grandes préstamos -exceptuando el caso de la colonia, donde esta era la única posibilidad.

P. ¿No temen fracasar?

R. Creemos que hay muchos elementos que indican que una propuesta de este tipo, tanto la cooperativa integral como la colonia, tienen bastantes posibilidades de éxito.

Por un lado, el innegable fracaso del modelo hegemónico actual, evidente a todos, sea cual sea la orientación política, a pesar de los esfuerzos para mantenerlo -y al hecho de que quienes así lo desean, ostentan el poder mediático, militar, educativo, etc.-, ensancha mucho las posibilidades de cambio social, tan restringidas en las décadas doradas del neoliberalismo y el pensamiento único. Internet, la globalización, la ecología, los métodos wikicráticos, el nuevo trabajador cognitivo de la era de la información, o la nueva meta inteligencia global que nace con Internet nos sitúa frente a un evidente cambio de paradigmas, presente en el aire, y una nueva cultura que en Egipto, Islandia, Bolivia o Barcelona cree y está dispuesta a luchar para construir otras realidades. Pero estas nuevas realidades, presentes ya en nuestro día a día, no encuentran las vías para transformar las organizaciones e instituciones en las que vivimos y trabajamos, y con las que nos gobernamos, ancladas aún en el siglo XX. Por lo tanto existen claros desajustes entre aquello a lo que cada vez más personas aspiran, y aquello a lo que aún nos someten los poderes corporativos y reaccionarios que han gobernado durante siglos.

En Catalunya se han creado más de 100 cooperativas de consumo en tan sólo 10 años por parte en su mayoría de padres mileuristas que no alcanzan al perfil de 22.000 € del “consumidor ecológico en España”, y que antes que verse forzados a ofrecer una alimentación industrial a sus hijos a la espera de que cambien las condiciones salariales o del mercado ecológico, han preferido organizarse mediante asambleas de barrio para crear nuevas organizaciones de distribución agroalimentaria. Esta muestra de organización ciudadana ante las fallas de mercado y de las políticas públicas, unido en nuestro caso a la larga tradición histórica de asociacionismo y sentir ácrata y libertario en Cataluña, hace pensar que esas propuestas no tienen por qué fracasar, sino que, al contrario, pueden ser herramientas muy útiles para vehicular las inquietudes y necesidades de un gran número de personas en el actual contexto histórico. Cada vez más gente, ya no sólo jóvenes o inmigrantes, que no encuentran a través del sistema hegemónico salidas laborales ni tan sólo como llevar comida al plato, cómo complementar la educación básica, cómo pagar para acceder a espacios de socialización y encuentro, cómo dar salida a sus talentos y creatividad, cómo hallar un trabajo que asegure el sustento, unas comodidades mínimas, una buena vida, y la realización personal. Todo esto puede hallarse de otros modos en estas organizaciones.

Y otro elemento central: para “no fracasar”, nuestros modelos no necesitan contar con millones de usuarios, consumidores o clientes.

P. ¿Por qué?

R. Porque necesitamos tan sólo ayudar a algunos centenares de ciudadanos en varias bioregiones, a disponer, como hasta ahora era el comercio ecológico o el mercado local, de alimentos y productos locales. O dar trabajo a grupos de 5 a 15 personas para empezar en una decena de proyectos. Y para esto, una vez lograda la consolidación de las estructuras básicas de trabajo y coordinación, que ya estamos consiguiendo, podemos contar con miles de jóvenes descontentos con el actual sistema que estarían muy interesados por estas opciones de vida y trabajo alternativas. O con los jóvenes llamados “ni-ni” por no estar ni trabajando ni estudiando. Nosotros creemos que tal vez el ni-ni pueda referirse a ni me lo creo, ni participo. ¿Para qué formarse y trabajar en este sistema sin sentido? Es una forma de desobediencia civil o de abstención sociolaboral. De un modo pasivo, pero que afecta a mas del 30% de la juventud española. A todos ellos, la posibilidad de contar con espacios de trabajo y vida en el que sí puedan desarrollar sus aspiraciones e inquietudes, con los costes reducidos por la unión y el trabajo cooperativo, les permite contar con un espacio de libertad muy fértil para la creación social, cultural y tecnológica. Un polo de desarrollo de innovación, y de experimentación social, un espacio libre como es Christiania en Copenhaguen, y en este caso, versado al ámbito de la producción eco-industrial.

La crisis, por supuesto refuerza el interés y el potencial de estas iniciativas. Y los tiempos parecen darnos la razón en hechos como la reciente sensibilización ecológica del gobierno español y su apuesta por las energías renovables tras el encarecimiento del petróleo por las revoluciones en el Magreb.

P. Me da que son muy generosos con el gobierno español… Pero prosiga, prosiga.

R. Cuestiones evidentes hace tiempo para los ecologistas y movimientos sociales, como el uso de bombillas de menor consumo y mejor enfocadas en el alumbrado público, son el tipo de productos que podríamos producir en la colonia y que hasta hace poco sólo defendían los colectivos ecologistas.

Al estar del lado de la lógica en el planeta, significado etimológico de eco-logia, es esperable que todos y cada uno de los campos que trabajamos nosotros y muchos otros movimientos sociales hermanados en Europa y en el mundo, vayan imponiéndose poco a poco al sistema eco ilógico que hoy impera, a pesar de su poder completo sobre nuestras sociedades.

El día en el que la soberanía alimentaria regional y nacional pase a ser una necesidad por el encarecimiento del petróleo necesario para mantener las actuales estructuras kilométricas de distribución alimentaria, modelos de economía bioregional como los que promueven las eco redes -y como habían sido durante milenios los mercados regionales- adquirirán mayor relevancia. Cuando el petróleo alcance precios inasumibles y comience al fin un uso mayoritario de fuentes renovables de energía, algunos de ellas podrán provenir de la Colonia de l‘Anoia. El día que los programas de fidelización de los trabajadores en empresas que necesitarán empleados comprometidos y eficientes en sus complejas tareas cognitivas (en lugar del trabajador sumiso de siglo XX ), las empresas se acercarán aún más de lo que ya hacen con el concepto de RSC a los principios de la economía social y el cooperativismo, en el que nosotros habremos trabajado ya años. Los tiempos históricos corren sin duda a favor del sentido común, de lo que es lógico en el planeta, lo eco lógico. Y la implementación de métodos colectivos ecológicos favorece la competitividad, también desde un punto de vista estrictamente económico, de estas iniciativas.

Y aún así, no nos asusta fracasar. Como tantos otros movimientos sociales y políticos progresistas en la historia, preferimos -en un plano metafórico, felizmente- “morir luchando que vivir arrodillados”; preferimos equivocarnos y fracasar tratando de construir modelos más justos, sostenibles y humanos de economía, que perder parte de nuestra humanidad y sentido común tratando de adaptarnos al actual sistema, tan claramente deslegitimado económica, ecológica y desde el primer día, moralmente.

Además, el éxito de una iniciativa de este tipo no se da únicamente en el caso de consolidarse económicamente durante años sin perder los ideales por el camino, sino que con el simple hecho de existir y de haber existido ya unos meses, se logra contribuir a dar un gran paso adelante: ser una propuesta que, en el caso de fracasar en nuestro intento, pueda ser aplicada, continuada o mejorada en cualquier otro lugar del mundo.

Nosotros tenemos como referentes históricos imprescindibles y muy valiosos, experiencias que generalmente duraron poco tiempo, como la Comuna de París, las colectivizaciones obreras del 36 al 39 en Cataluña y en el campo de Aragón y Andalucía, los falansterios y experiencias de socialistas utópicos como Robert Owen, las comunidades hipies y libertarias o los kibbutzim.

Todos estos referentes históricos y muchos más, que permiten ilustrar el camino que pueden seguir las luchas actuales, han durado muchas veces poco tiempo, y generalmente han sido torpedeados por los enemigos del progreso en el campo de la democracia económica e industrial. En el caso de las colectivizaciones obreras durante la Revolución Catalana, nuestro modelo de referencia más relevante, principalmente (y paradójicamente) por el estalinismo, por los sectores republicanos y socialistas y lógicamente por el fascismo.

Por lo tanto fracasaremos en nuestro intento si no somos capaces de ofrecer ni por unos meses una nueva propuesta de organización socioeconómica y laboral. Con la ecolonia esto aún no está garantizado, y sin duda es uno de los proyectos más arriesgados y grandes en los que estamos, pero como colectivos de las eco redes y la CIC, podemos ver ya muchas propuestas en marcha, y el ejemplo ya está siendo replicado en otros lugares, lo que aligera la presión de la necesidad de éxito de la experiencia.


P. No le quiero ocultar que, en mi opinión, idealizan mucho aquella experiencia de colectivización y que colocar en un mismo plano estalinismo, republicanismo, socialismo y fascismo es una conjetura político-histórica de alta tensión y con mucha documentación falsadora. Pero es sólo una observación. ¿Qué relaciones mantienen con otras cooperativas o colectivos?

R. La cooperativa integral mantiene relaciones abiertas con cualquier otra cooperativa o productor ecológico que quiera participar o aprovechar alguno de los recursos colectivos de los que disponemos. Cualquier cooperativa ya existente puede asociarse a la CIC como “espacio de producción”, aportando una cuota de 26 € mensuales a cambio de los que recibe 26 ecocoops, y puede disponer de las herramientas y servicios cooperativos. Hasta el momento hay una cooperativa unida, y ahora con la colonia esperamos poder establecer muchas más asociaciones con otras cooperativas en una amplia gama de servicios y productos.


P. ¿Qué les distingue de otros intentos?

R. Lo que más nos distingue de otros intentos es la capacidad de haber logrado construir un espacio de inter cooperación, tanto entre cooperativas y proyectos, como entre individuos. Y este es un elemento necesario de cara a la consolidación de las muchas propuestas alternativas al actual marco económico. También nos distingue el hecho de introducir la moneda social, y de no usarla únicamente con finalidades de intercambio, sino combinarla también con espacios de trabajo, producción y comercio en distintos porcentajes euro/moneda social.

P. Lo conseguido en Mondragón, ¿es un modelo para ustedes?

R. Mondragón constituye sin duda un ejemplo muy relevante y una de estas experiencias históricas de inspiración. Actualmente se discute en muchos de nuestros ámbitos y en espacios de la economía social hasta qué punto Mondragón se ha apartado de los ideales iniciales, de un modo parecido a como se hace la misma crítica a los Kibbutz israelitas. Sin embargo ambos casos constituyen, aunque haya sido sólo en sus inicios, en este caso con el padre Arizmedi, el cura rojo que felizmente escapó del paredón fascista, un modelo que abre el imaginario a nuevas posibilidades distintas a la empresa capitalista convencional.

P. Pero existen algunas similitudes…

R. Existen muchas similitudes y algunas diferencias entre esa experiencia y la nuestra. Es evidente que el contexto de posguerra y franquismo en el que surgió es bien diferente del actual. También es distinta la configuración sociológica e industrial del pueblo euskera y el catalán, el hecho de que en ese caso los socios vivieran y trabajaran en el mismo pueblo o región, las innumerables innovaciones tecnológicas desde entonces, que hacen que estas comunidades ahora puedan darse entre personas alejadas por grandes distancias físicas pero grandes proximidades ideológicas, acercadas a través del ciberespacio. Y finalmente el hecho de que en ese caso la unión de cooperativas se basara en estructuras de escala industrial considerables, sectores metalúrgicos y producción de electrodomésticos, mientras que nosotros hemos comenzado basándonos en tareas como la producción agroecológica y la alimentación, y tan sólo ahora con la colonia, en el inicio de la elaboración de productos más sofisticados tecnológicamente y que requieren mayores capitales, y por tanto un banco popular como Caja Laboral en Mondragón.

Otra diferencia, que es tal vez lo que constituye la crítica principal que muchos estudiosos y activistas de la economía social atribuyen a Mondragón: que usa un cooperativismo capitalista, es el hecho de que las cooperativas de trabajo por sí solas, y una agrupación de éstas como es Mondragón, en un contexto comercial, productivo y monetario estrictamente capitalista, una isla de cooperación en un océano capitalista, está destinado o bien a tener grandes dificultades o bien acoplarse de algún modo al entorno que le rodea. A pesar de haber logrado un entorno cooperativo regional, la dependencia, tal vez por la escala del tipo de productos, de mercados mas amplios capitalistas, ha producido desviaciones no deseables de los primeros ideales.

Nosotros trabajamos también en la transformación de ese entorno, en el lado del consumo. No nos fijamos únicamente en la organización cooperativista dentro de los espacios de producción, sino que ya previamente y en paralelo hemos estado trabajando en la organización del consumo, distribución, comercialización, y hasta en la moneda propia y social con la que nos organizamos. Por lo tanto nosotros no estamos constituyendo espacios cooperativos en entornos altamente competitivos, sino que estamos construyendo espacios de producción cooperativa que proveerán principalmente -pero no únicamente- a entornos cooperativos ya organizados.

Trabajamos a la vez en tres espacios económicos concéntricos cuyo tamaño es variable en cada momento y en cada región: un primer espacio de economía de donación, sin registro y reciprocidad, que se da entre los individuos que forman parte de las eco aldeas y los espacios colectivizados; un segundo espacio de intercambios directos e indirectos mediante la moneda social, donde por tanto hay registro y reciprocidad, pero en términos y en un entorno plenamente cooperativo, social sostenible; y un tercer espacio de interacción con el sistema hegemónico (que queda en la periferia de nuestro sistema, al contrario de lo que acostumbraba a ocurrir), en el que vendemos en euros y hacemos pedagogía práctica y teórica a terceros, consumidores y visitantes de las eco redes y de la CIC que por una u otra razón aún no están inscritos en alguno de los espacios, pero sin embargo simpatizan con la economía social y sostenible.

Dicho esto, sí que consideramos que de algún modo estamos haciendo con la cooperativa integral y las eco redes algo parecido a una versión catalana de modelo económico cooperativista de Mondragón. Pero en realidad tal vez mantenga muchos más similitudes con el ignorado pero grandioso ejemplo de las colectivizaciones industriales del 36 en Catalunya y sus agrupaciones por ramas industriales.

P. ¿Los miembros de su colectivo tienen alguna ideología, alguna cosmovisión compartida?

R. No existe una definición explícita de la ideología que nos une, un cuerpo teórico completo que pueda definir, de modo que hubiera un consenso completo, el tipo de actividades que estamos llevando a cabo. Cualquier definición o descripción política o ideológica que se propusiera toparía probablemente con el bloqueo de muchos socios de la CIC o usuarios de las eco redes, que apelarían a la diversidad y a la libertad individual a la hora de definirse políticamente. Y al basarnos en el consenso, seria difícil de establecer, y tal vez innecesario.

Aún así existen unas aspiraciones y creencias compartidas de un modo bastante claro, que desde un punto de vista sociológico si pertenece claramente a una misma línea ideológica: el comunismo libertario, el anarquismo, o tal vez de modo más apropiado y renovado, la cultura, prácticas y movimientos sociales eco libertarios.

Compartimos sin duda todos nosotros el rechazo alimentación transgénica, el amor hacia el cultivo ecológico y natural, el apoyo al comercio justo, la banca ética y a todas las formas de economía social, la pedagogía libre, las energías renovables, el cooperativismo, la agroecología, la democracia asamblearia, el círculo y el método del consenso, el software libre, la cultura abierta y sin propiedad intelectual, las formas de trabajo entre iguales y colaborativas, el ecumenismo espiritual incluyendo una gran porción de ateísmo, el antiimperialismo, el feminismo, la simpatía con diversas opciones políticas de izquierda que generalmente se decantan en una amplia mayoría por el rechazo a las formas parlamentarias, entendidas como formas encubiertas de dictadura o lo que en Francia comienza llamarse “democratura”, creyendo que allí donde no llega la democracia asamblearia, que puede crecer a gran escala mediante modelos de redes en red, no es un espacio legítimo de toma de decisiones.

Compartimos por tanto muchas visiones y conceptos, básicamente anti o post capitalistas, pacifistas y anti parlamentarias, pero no se exige ningún tipo de afiliación ideológica; cada individuo es libre de votar a quien le plazca (aunque la mayoría no vota), y no tenemos aún una carta de principios que explicite una línea ideológica específica.


P. Antes ya ha hablado de ello, pero permítame insistir. ¿Creen que el movimiento cooperativista puede ser una alternativa a la crisis, a la inconmensurable crisis en la que estamos inmersos?

R. Sí, sin duda. Las transformaciones sociales y tecnológicas que vivimos, la crisis sistémica que añade un fallo grave de eficiencia económica a las fallas ecológicas y sociales que ya admitía el liberalismo, y el surgimiento de un trabajador cognitivo que distorsiona las relaciones de poder en toda empresa, conducen sin duda hacia los métodos y postulados que históricamente ha defendido y promovido el cooperativismo. Ejemplo de ello es la introducción del concepto de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en todas las empresas, multinacionales y administraciones, que dan, al menos formalmente, unos pasos claramente dirigidos hacia la sostenibilidad y mayores grados de democracia en la empresa que sólo se culminan verdaderamente en la empresa cooperativa.

Vemos otros ejemplos en corporaciones innovadoras como Google, que también introducen mayores grados de horizontalidad entre los trabajadores, imitando los métodos universitarios de donde provienen los creadores de esta empresa, siendo ésta una de las claves de su éxito; o el nuevo concepto de wikinomia, croudsourcing o economía de fuentes abiertas y multitudinarias, inspiradas en el movimiento social del software libre o ejemplos de colaboración masivas entre iguales como Wikipedia.

Todo ello conduce indiscutiblemente hacia los postulados del cooperativismo, aunque en muchos casos se trata un de cambiar algo para no cambiar nada. Pero cada vez el consumidor es también más consciente e informado, y sin duda los tiempos de crisis económica y de legitimidad de las actuales estructuras hegemónicas facilitan la apertura mental, cultural y mediática hacia nuevos experimentos de organización socioeconómica y laboral. Cualquier cosa que pueda ayudar frente a la incesante destrucción de empleo, es bienvenida, aunque sea, como en nuestro caso, una propuesta de cambio transformador radical. Algo mucho más difícil en tiempos de vacas gordas.

Nos hallamos frente a una lucha entre la consolidación final de la plutocracia, el gobierno de los ricos, de las 300 mayores corporaciones, banca, dictadores y monarquías, y la emergencia de nuevas formas de organización de tipo ciudadano y wikicrático. Nosotros esperamos poder contribuir a lo segundo.


P. Tampoco le oculto que mi imagen de Google es algo distinta pero tampoco es ahora este tema punto esencial. Construir una asociación económico-cultural cooperativa en un marco de fuerte desarrollo y dominio capitalistas, ¿no es un sueño? ¿No son algo utópicos?

R. Si es un sueño, pero un sueño que merece ser soñado. Y como dijo el cantautor brasileño Raul Seixas: “sueño que se sueña sólo es sólo sueño, sueño que se sueña juntos es realidad”. O el cantautor cubano Silvio Rodríguez: “preferimos hablar de lo imposible, porque de lo posible se sabe demasiado”. O simplemente del más conocido John Lennon: “Imagina”.

No nos espanta tampoco ser considerados utópicos, pues como hemos dicho, este movimiento vendría a formar parte de lo que históricamente se consideró socialismo utópico. Y no podemos saber, porque las bombas de Franco, Hitler y Mussolini, y el abrazo del oso a la República de Stalin no permitieron saber si una de las construcciones más elaboradas de socialismo utópico en el mundo, las colectivizaciones obreras de la revolución catalana y española, hubiera podido consolidarse y prosperar. Y tampoco aguantaron mucho tiempo otras experiencias similares. Pero sí sabemos que este llamado socialismo utópico acertó indiscutiblemente en su apreciación acerca del comunismo estatal: “poned al más ferviente revolucionario al mando de todas las rusias y se convertirá en el mayor de los tiranos” (Bakunin, 1880), y al advertir que la socialdemocracia era o acabaría siendo un instrumento para la consolidación del capitalismo liberal, como efectivamente muestra la socialdemocracia europea actual, y especialmente el PSOE de un modo radical los últimos años.

Creemos, por último, como hemos dicho, que los cambios actuales, especialmente la crisis sistémica y la revolución tecnológica, facilitan la construcción de alternativas socioeconómicas laborales coherentes con el mundo tecnológico y en red en el que estamos. Y a llevar a cabo un llamado impostergable para evitar un colapso planetario inmediato, hacia una profunda rectificación y replanteamiento de todas nuestras estructuras económicas y políticas. La utopía hoy en día es pensar que nada cambiará. Es también una visión poco científica, ya que históricamente, cuando se han dado los elementos actuales, se ha producido un cambio profundo de paradigmas, regímenes políticos y económicos.

P. Tampoco le quiero ocultar que no acabo de ver la justicia de su comentario sobre la ayuda soviética a la II República española pero tampoco esto es importante ahora. Lo que sí me gustaría es desearles suerte y manifestarle mi más profunda y sentida admiración por sus finalidades y por su práctica. ¡Que la justicia, la igualdad, la fraternidad, la solidaridad y la libertad (y la fortuna) les acompañen!


Fuente: http://es.demagazine.eu/